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Un grupo de tres académicos de las universidades Católica de la Santísima Concepción, Bernardo O’Higgins y Católica de Chile realizaron la investigación “Voces desde Dentro: experiencias con escritura de estudiantes del Programa PACE en tres universidades chilenas”, respaldada por Fonide y financiada por el Ministerio de Educación.
Se trata de los investigadores Dra. Mónica Tapia (UCSC), Dra. Natalia Ávila (PUC) y Dr. Federico Navarro (UBO) quienes durante poco menos de un año implementaron una serie de encuestas y entrevistas personalizadas estudiantes que ingresaron vía Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Superior, PACE, de tres universidades: UdeChile, PUC y UCSC.
“Como objetivo de investigación nosotros queríamos investigar los factores que facilitaban u obstaculizaban el desarrollo escrito de los estudiantes del programa PACE, eso como objetivo técnico. Pero lo que nosotros queríamos era conocer desde la voz de los estudiantes cómo había sido la experiencia con la escritura”, comentó la Dra. Natalia Ávila, quien lideró la entrega de los resultados del estudio realizada en el seminario “Enseñar escritura para la Inclusión”, efectuado en la UCSC.
En resumen, el estudio arrojó que “la idea de que los estudiantes no leen o escriben es falsa, lo que pasa es que no leen y escriben lo que necesariamente se lee y escribe en la universidad, por eso el foco de esta investigación es que tenemos que cambiar las maneras en que enseñamos para entender lo que los estudiantes sí saben hacer y generar puentes entre el objetivo académico con los estudiantes si desarrollan adecuadamente”.
La Doctora Mónica Tapia explicó que lo que este estudio demuestra es que los sistemas de nivelación que tienen las universidades para estudiantes de primer año ingresados vía programas como PACE están errados, ya que parten del supuesto de que dichos alumnos no saben.
“A mí me gustaría terminar con el discurso de este déficit de la nivelación, porque todos los estudiantes del PACE y que entran por las otras vías, vienen con algunas prácticas propias que nosotros tenemos que saber moldear, ayudar y hacerlas primero fluir, pero al mismo tiempo enseñándoles el lenguaje académico para que se lo vayan apropiando y que esto no sea una experiencia tan negativa, porque los estudiantes lo pasan mal”, comentó la académica de la UCSC.
Por último, Mónica Tapia explicó que a partir de este estudio se debe trabajar en actualizar los currículos universitarios “adaptándolos, haciéndolos progresivamente complejos y no dando un resultado de aprendizaje de primer año de alta complejidad, sino que pensando mejor, qué es lo que les vamos a enseñar a escribir, qué es lo que queremos de ellos, qué traen y cómo ordenamos en un continuo, progresivo, complejo, desafiante, pero que permita a los estudiantes primero pasarlo mejor de lo que lo están pasando y segundo lograr las metas que tanto ellos como nosotros queremos”.